Ya desde Aristóteles los organismos vivos se reunían en dos grandes reinos: Animal y Vegetal, aun hoy es fácil para nosotros diferenciar la vida separando a los organismos de esa manera, pero ahí aparecen entonces las grandes confusiones como el llamar a un coral planta simplemente por tener, a simple vista, forma ramificada a manera de árbol, este caso es típico y se da en algunos animales que viven en colonias.
Ernst Haeckel (S. XIX) creó un tercer reino para agrupar a ciertos minúsculos seres que generaban grandes discusiones a la hora de clasificarlos en animales o plantas, estos organismos unicelulares los agrupó en el reino PROTISTA, con similitudes intermedias entre vegetales y animales.
La clasificación Linneana se basaba en el principio de que las especies de animales y vegetales eran la unidad viva menor y se agrupaban dentro de categorías superiores denominadas Géneros.
Quedaban los hongos por situar en algún gran grupo y no son plantas aunque parezcan, poseen células eucariótas con su núcleo y paredes celulares definidas pero carentes de pigmentos fotosintéticos como los englobados en el Reino Plantae y fueron ubicados entonces en un quinto reino por el científico norteamericano R. H. Whittaker, denominándolo Reino Fungi, esto apenas en 1969.
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